Gracias a las nuevas tecnologías, el found-footage, o metraje encontrado, se ha popularizado tanto en los últimos años que ahora, más que un simple recurso, es considerado un género cinematográfico como tal. El metraje o película encontrada se define como “un género fílmico, especialmente del cine de terror, donde una parte sustancial de una película se presenta como una edición de imágenes recuperadas, a menudo dejadas por los protagonistas desaparecidos o muertos, donde el evento o suceso se ve a través de la cámara, donde uno o más personajes involucrados actúan delante de ella o a menudo fuera de la pantalla.”

El auge de este género inició en 1999 con el estreno de El Proyecto de la Bruja de Blair, a pesar de ser explorado anteriormente en Cannibal Holocaust en 1980, pero no fue hasta finales de 2007, con el estreno de REC, una producción española sobre una reportera que se queda atrapada en un edificio junto a su camarógrafo, y más adelante Paranormal Activity, que narra la historia de una pareja que se muda a una nueva casa y se ven perturbados por una presencia demoníaca, donde el género llegó a un pico y empezaron a surgir numerosas producciones tanto hollywoodenses como independientes. Ambas, al igual que Blair, tuvieron buena recepción de los críticos y contaron con un presupuesto bastante bajo. Por lo tanto, el éxito en taquilla fue inminente.

Si existe un claro beneficio del found-footage es que las películas pueden producirse con poco dinero y recuperar eso y mucho más en taquilla. También permite facilidad en cuanto a grabación y edición. Por consiguiente, el género también se presta como una excusa para un cine perezoso, que no requiere mucho esfuerzo por parte de los realizadores. Tal es el caso de The Devil Inside, sobre una chica poseída por el demonio, estrenada recientemente en las salas norteamericanas y aborrecida por la crítica. Pete Travers, crítico de la revista Rolling Stones asegura que todos los aspectos, desde la actuación hasta la dirección, llegan al límite de la estupidez, y que la película hará vomitar a la audiencia por todas las razones equivocadas. Otros críticos de renombre aprovecharon para rechazar el género. “Gente del mundo: si encuentran un video, déjenlo allí. Lo más probable es que le estén haciendo un gran favor al resto de nosotros.”

  • EL CLIC

Quizá el clic que hace la audiencia con estas películas es la sensación de que todo lo que están presenciando, sucedió en realidad. Ese movimiento de cámara en mano que lo caracteriza, los actores rompiendo la cuarta pared y hablándoles directamente al espectador, ese look de video casero, todos esos detalles proporcionan un realismo extraordinario y colocan a la audiencia en los zapatos de la historia, además de ser un escape de ese cine cuidadosamente elaborado, con alto presupuesto y estéticamente impecable que suele verse en carteleras.

En esta era de YouTube y las redes sociales, la necesidad que tienen las personas de documentar todo acontecimiento controversial que presencian en sus vidas, sirve para que se identifiquen con el género. Y si encuentran algo que merece ser visto por todos, sin duda las redes sociales son la mejor herramienta para su difusión. En Cloverfield, estrenada en el año 2008, un grupo de amigos preparan una fiesta de despedida para uno de ellos. Esa noche, un monstruo ataca la ciudad de Nueva York. La película es grabada desde el punto de vista de los personajes. Pero en una de las escenas del comienzo, donde la cabeza de la estatua de la libertad es arrancada por el monstruo y cae en una de las calles de la ciudad, sucede algo muy particular que es típico de la sociedad actual. Casi todos los extras que se encontraban en la escena, empezaron a grabar lo sucedido sacando sus celulares, e incluso cámaras fotográficas con video, por esa misma razón, para que alguien lo encuentre y sea visto por todos.

Es interesante este sentimiento que genera el found footage, ya que usualmente la audiencia se identifica con los personajes y en algunos casos la trama, mas no con un recurso cinematográfico. De hecho, el trabajo de cámara, o la cámara (como objeto) se convierte también en un personaje. Tomando una vez más Cloverfield como ejemplo, Hud, el personaje que documenta los eventos, aparece pocas veces durante toda la película, y cuando la cámara se cae, o sufre algún daño, la audiencia se preocupa. Por lo tanto, es como si ese medio de grabación se convirtiera en alguien a quien apoyar. Y en el caso de Cloverfield, la cinematografía habló, y demostró el caos de la película (el ataque del monstruo en Nueva York). Los movimientos bruscos, el ritmo frenético y el autoenfoque descontrolado la convirtió en una experiencia inmersa en el caos del evento, y contribuyó a que la audiencia sintiera lo mismo que los personajes en ese momento.

  • EL LADO MALO

El found-footage es como el reggaetón del mundo cinematográfico. Muchos lo aman y muchos lo desprecian, muchos creen que pasará de moda, pero en el fondo saben que llegó para quedarse. Brad Miska, productor de V/H/S, dijo recientemente en una entrevista que “hay una especie de debate en cuanto a que el found-footage perdurará o no. Están tratando al género como si fuese 3D, y no lo es. Y discutiré esto hasta que me muera. Las películas de found-footage son el futuro si se hacen correctamente. El problema con muchas es que no cuentan la historia con la cámara en la mente. Solo dicen ‘oh, hare una película de vampiros’, y hacen una película de vampiros con algún tipo sosteniendo una cámara. Luego te detienes a pensar en la película y te preguntas ‘¿por qué ese tipo está sostenido una cámara? No tiene absolutamente nada de sentido”. Esa es la razón por la que quizá muchas de las obras fracasan en hacer efectivo el uso del recurso. Al no tener la cámara como un personaje más, se convierte en algo innecesario y que hasta pudo ser contado de mejor manera usando una cinematografía convencional. La única razón por la que tomarían esa decisión es por razones comerciales.

Pero no todos los aspectos del found footage son bien recibidos. Tras el estreno de The Blair Witch Project en el 99, muchos espectadores reportaron mareos y náuseas y se vieron obligados a abandonar la sala. Uno de los casos fue en un cine de Estados Unidos, donde según Emily Wax en un artículo para Washington Post, reportó que un hombre, Mangesh Hattikudur de 20 años, el trabajo de cámara lo hizo sentir mal, dejándole un dolor de cabeza y palidez. Otros, como Bob Jones, pidieron un reembolso porque sentía náuseas.

  • ESFUERZOS QUE VALEN LA PENA

End of Watch, protagonizada por Jake Gyllenhaal, sigue la lucha de dos policías de Los Ángeles que se convierten en grandes amigos y narran toda su experiencia cuando se encuentran con fuerzas criminales más grandes que ellos. En este caso, uno de los personajes necesita realizar un documental sobre su vida como policía y de qué manera afecta eso sus relaciones fuera del ambiente laboral. Ya allí se tiene la cámara en mente. Hay una excusa válida para el recurso: el documental. Lo siguiente está en que el guión sea lo suficientemente fuerte como para dejar en prueba que más allá del recurso utilizado, el guión/los personajes, siempre serán el núcleo. El problema es que muchos de los esfuerzos de found-footage no tienen una historia lo suficientemente convincente como para dejar en alto el género. Allí todos los detractores aprovechan para criticarlo.

Tras el estreno de End of Watch, el popular sitio web Rotten Tomatoes, que recoge las opiniones de todos los críticos profesionales, le da un puntaje 85%, afirmando que “End of Watch tiene la energía, devoción a sus personajes y actuaciones carismáticas para sobrellevar los obstáculos de su género y el formato de cámara en mano”.

Después de muchos intentos de found-footage y tomando en cuenta varios puntos de vista, es importante resaltar que la línea que divide el género de ser un recurso efectivo a una excusa para un cine perezoso depende de varios factores. El primero es, sin duda, considerar la cámara como un personaje más. El segundo, contar con un guión que justifique el uso del recurso y que cuente con personajes multidimensionales. La realidad es que si se realiza un buen trabajo, esa línea se puede hacer cada vez más borrosa y confirmar que el found-footage no necesariamente tiene que ser una cosa o la otra, sino una obra donde todos los elementos creen una cohesión audiovisual y generen un producto igual de efectivo que cualquier otro género. Solo se necesitan los suficientes esfuerzos por parte de los realizadores para terminar de consolidarlo, y ganarse el respeto de aquellos que en este momento lo aborrecen.

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